Por Aridane Ávila.

Casi siempre suele ser más difícil enfrentarse a un rival de la zona baja, que a un primer espada. Cuestión mental, sin duda. Bien sea la presión, o el saber que es un partido que puede valer doble. Tantas cosas que hacen difícil solo pensar en jugar y nada más.

Así le costó y de que manera al SPAR Gran Canaria sacar el encuentro ante un Leganés que llevaba cuatro derrotas seguidas. La zona y el rebote defensivo funcionaron cuando tenían que hacerlo, y la neutralización a Hermida (otra ex amarilla brillando en la liga) hizo su efecto en una prórroga intensa.

La realidad es que esta Liga Femenina 22/23 es tremenda. Máxima igualdad, pero real, no de la de boquilla.

Hacía años que Perfumerías Avenida no perdía tantos partidos, un recién ascendido como Barça CBS va a ir a la Copa, y otros como Tenerife no logran levantar cabeza. Con una victoria más SPAR Gran Canaria prácticamente estaría en la competición del KO, con una menos en zona de descenso.

¿Subida del nivel? ¿Democratización de la competición? Seguramente de todo un poco en una era que navega entre la consolidación de clubes históricos, la llegada de nuevos, y la aparición de equipos de ACB que quieren tener su presencia en la Liga Femenina.

SPAR Gran Canaria tiene un buen quinteto, juega en una buena instalación para la Liga Femenina y ha puesto una pequeña distancia, nada confiable de dos victorias con la zona de descenso.

Sin duda que el viaje a Murcia del próximo domingo puede ser otro pasito más hacia el objetivo. Otro rival directo, otra posibilidad de ir poniendo tierra entre el bien y el mal. Lo que parece claro es que hasta el 15 de abril, fecha en la que acaba la liga, nada va a estar absolutamente decidido.

Sigan trabajando, que la isla seguirá disfrutando.

Fotografía: Vittoria Blasigh y Carla Ojeda, jaleando a sus compañeras durante el partido en el Gran Canaria Arena.