Cuando un partido acaba, la gente se va a su casa, los deportistas a ducharse...pero empieza la hora de la verdad para los que se encargan de contarlo. De eso hablaremos en el segundo capítulo.

“Tiempo de empezar el partido, pero evidentemente también de “cotillear” que es lo que hacen. Importante destacar que entre 90 y 60 minutos antes del partido, el equipo local y el entrenador del conjunto atienden sin ningún problema  a cualquier medio que quiera acercarse hasta el vestuario. Eso da unas posibilidades tremendas a cualquiera que esté dando el partido en directo (la propia televisión MSG se encarga de producir la señal), y además abre bastante el concepto de que todo el mundo debe estar dispuesto a ser amable y participativo con los medios.

Esto no tiene tanto que ver con lo visto en EEUU, pero sí que creo que el primer paso para que los medios se tomen en serio al baloncesto femenino es ver seriedad y responsabilidad en los clubes. Si tú vas a hacer una entrevista a una jugadora, y primero no localizas a nadie que se encargue de eso en el club, o cuando vas a hablar con la jugadora te dice que le da vergüenza, no hay por donde cogerlo. Luego nos quejamos si no nos sacan o no nos hacen caso. O nos lo creemos, o siempre estaremos moviéndonos en ser algo reducido a los cuatro amigos que te sacan por pena o a los favores que alguien se deba.  Pero no quitando responsabilidad a los medios, creo que se puede hacer mucho más desde los clubes.

Bueno, volviendo al otro lado del charco, mi principal sensación es que se lo toman en serio y evidentemente que eso con dinero y medios es más fácil, pero estaría bien saber si tenemos que poner antes el huevo o la gallina, y si una cosa no es consecuencia de la otra.

ARRANCA EL PARTIDO

Con las luces apagadas, presentación espectacular y balón al aire. Poco que decir del nivel deportivo, y si de todo lo que pasa alrededor. Decenas de personas trabajan alrededor del evento, y es que hay que entenderlo así. Desde camisetas a la grada, bailes, interacciones con el público a través de la mascota dentro de la producción televisiva propia…en fin, muchas cosas que aunque ya en Europa se ven en unos cuantos equipos masculinos, siempre hay cosas que aprender de cómo lo hacen en New York. Evidentemente la amplia zona de prensa, había más de 20 personas de diferentes medios, estaba bien surtida de diferentes datos y estadísticas que el buen servicio de comunicación se encargaba de ir repartiendo al final de cada cuarto. No es difícil saber tu ubicación, si no te pierdes como yo. En la sala que comentaba en el primer capítulo hay un mapa donde aparece tu ubicación, y una vez en la zona de prensa a pie de pista, tienes un letrerito con tu nombre y apellidos que es de fácil localización. Todo muy sencillo, y evidentemente no demasiado diferente a lo que se ve en otros lugares en Europa, pero como esto no lo lee solo gente de prensa, conviene también que quien lo lea lo sepa.

Curioso es mirar para la grada y ver que el pabellón parece que está a media entrada. Y no es ninguna mentira, pero cuando miraba la estadística los diferentes días que fui, me di cuenta que esa mitad no cabe en la mayoría de pabellones de la ACB. 10.000 personas, 9.000 y pico, 8.000 y algo…y esa es la tónica, claro que en un recinto que hace 19.812 espectadores, parece que no está a tope…

ACABA EL PARTIDO, EMPIEZA EL TRABAJO

Una vez acabado el partido, es el momento de máxima actividad para los medios. No está demasiado lejos la sala de prensa de la ubicación en la pista, así que tienes que pasar por debajo de la grada y no te extrañe encontrarte como a mi me pasó, algún coche de alguien que supongo era muy importante con sus guardaespaldas esperando a que ese o esa “VIP” abandonase la grada. Curioso como mínimo.

Como curioso es también ver que el entrenador visitante no pasa por rueda de prensa. Y tampoco vi a nadie muy preocupado por ese aspecto, así que a los minutos aparecía siempre muy elegante el mítico Bill Laimbeer, que no solo fue uno de los mejores jugadores de la historia de la NBA sino que además tiene 3 anillos de la WNBA ganados con las Detroit Shock. Una leyenda en persona.  De todas maneras, yo notaba que aquello no era lo que más les interesaba a los periodistas del lugar. Apenas un par de preguntas, y todos a seguir al Director de Comunicaciones, que cual rebaño se encargó de guiar a aquellas 20 personas hasta el vestuario local, donde la premisa es que tienes libertad para hablar con quién quieras durante un máximo de 30 minutos...

¡En el próximo capítulo te cuento la polémica con el movimiento "Black Lives Matter"!